LA MALDICIÓN DE LA MADRE
Una muchacha que se peinaba constantemente, a causa de la maldición de su madre, se ve obligada a vivir en las cuevas de Anboto y Gorbeia, alternativamente.
Dicen que estaba siempre peinándose y su madre le echó una maldición:
- Tendrás que ir a una cueva, tendrás que meterte en una cueva de Anboto y llevar allí la misma forma de vivir que ellos.
Ella se empeñó en ir y estuvo siete años allí y, entonces, su madre fue a visitarla; le preguntó qué comía y la otra le respondió que lo que se podía, por ejemplo, lagartos; después de quitarles la piel, tienen una carne muy buena y se asan en la parrilla, porque dicen que tenía allí una parrilla hecha por ella misma, en la que asaba y comía. Algunos le llevaban pan, trozos de pan y cosillas así, y allí estaba ....
- ¡Siempre aquí, no estás bien! - dicen que le decía su madre.
De nuevo le lanzó una maldición: dicen que quería que muriera, pero no en aquella cueva, si no en otra.
Y dicen que fue a Gorbeia y allí los pastores le ayudaban. Unos le llevaban queso, cuajada y suero para cuando tenía sed, cosas así.
Y estuvo en Gorbeia otros siete años, que dicen fueron años malos.
Luego su madre la visitó de nuevo, por lo de los años malos, y de nuevo la lanzó a Anboto con una maldición.
Y luego decían que anduvo así muchos años.
¡Ahora no sé si vive!
(Ibídem, Anbotoko Señorea: sorrera eta
Anbototik Gorbeira, 29.1, p. 249)