LA JOVEN MARI DE TXINDOKI

TXINDOKIKO MARIE (MARI DE TXINDOKI), EN ABALZISKETA

Esta señora había sido hija de un caserío de Amézketa llamado Iradi. Faltoles cierto día una vaca roja. Mari fue encargada por su madre para que la buscara; pero ella no quiso hacerlo, porque era tarde y anochecía. Entonces su madre la maldijo, diciendo; “el diablo te lleve, si no la traes". La joven Mari salió a buscarla vaca. En el campo se le apareció el diablo en forma de vaca roja. Mari creyó que era la suya, y acercandose a ella, le agarró por la cola. Y la supuesta vaca, tomando una carrera

precipitada, arrastró a Mari a la cueva de Txìndoki. que está en la peña de Larrunarri (Aralar).

Al entrar en la cueva Mari dijo estas palabras: "lrabi lrabi dan bilarten txango edo mangorik ezta paltako" (mientras Irabi sea Irabi no faltara (en casa) cojo o manco). En efecto, nunca desde entonces han dejado de cumplirse estas palabras.

Cuando la familia de Mari llegó a saber donde se hallaba la joven, se presentó delante de la cueva de Txindukì con un sacerdote para ver si podía librarla de aquella prisión, celebrando a su vista una misa; más por haberse olvidado el atril, no se pudo celebrar esta. Todos vieron a Mari dentro de la cueva y a su lado un perro rojo tendido en el suelo que era el diablo. Mari les dijo que se apartasen de allí, pues si perro despertaba perdería a todos. Se retiraron pues, y Mari quedose en la cueva para siempre.

Muchos la han visto delante de la cueva devanando hilo. También se traslada con alguna frecuencia de Txìndoki a Muru, o viceversa.

Cuando se halla en Txindoki no cae ningún pedrisco en Amézketa, ni en los pueblos circunuecinos; pero si, cuando se halla en Muru.

{Relatadn pm' José Francisco de Ipìntza, de Abalziskeïa, en 1923].